sábado, 27 de agosto de 2011

¿ES DEMOCRÁTICO EL ULTRA NACIONALISMO ESPAÑOL?

619.11Hace ya varios años, el conocido profesor Femando Savater escribió un artículo que ha sido de referencia para el nacionalismo español titulado LA PRUEBA DEL ALGODÓN. Sucintamente su tesis consistía en que dado que el nacionalismo vasco defendía al igual que ETA la autodeterminación y que ETA era una manifestación extrema del nacionalismo, el llamado nacionalismo democrático no superaba la prueba del algodón, es decir si se frotaba manchaba con sangre.

Esto supuso un punto de inflexión y un salto cualitativo muy importante en la forma de atacar al nacionalismo vasco. Hasta entonces sus aspiraciones eran legítimas si se defendían por vías políticas. A partir de aquí ya se empezaba a cuestionar la mayor, el nacionalismo vasco era intrínsecamente ilegítimo aunque estuviese susten­tado por una centenaria y ejemplar trayectoria democrática. De esta forma, y así de sencillo, se retrotraía a los tiempos de la dictadura, pero dándole una envoltura más pretendidamente científica.


Un filón así no podía pasar sin ser convenientemente explotado y enseguida le siguieron otros muchos, destacando en el campo llamemos intelectual el catedrático navarro Aurelio Arteta. Éste viene repitiendo incansablemente desde hace ya tiempo lo mismo, expresado de una forma u otra, en un contexto u otro, con un argumento u otro, pero siempre, con la misma idea medular: el nacionalismo vasco es ilegítimo, sus ideas y aspiraciones son inmorales y todo ello unido también con furiosos ataques al euskera como parte importante de, para él, ese mundo. Quizás haya sido uno de los ideólogos de su paisano Miguel Sanz en su cruzada contra la presencia del euskera y los símbolos vascos en Navarra, y nos sirva a los ciudadanos vascos como advertencia de la que nos puede caer cuando esas ideas se unen al poder.

Poco tiempo pasó sin que estas continuas manifestaciones no diesen su fruto: el enemigo abatir por tanto ya no era ETA sino también y fundamentalmente el PNV y EA y, posteriormente, el para ellos pusilánime y filo nacionalista TU. Así hemos llegado a la situación actual de criminalización del gobierno y parlamento vasco, siendo habitual en muchos comentaristas y políticos la repetición machacona, goebbeliana, de que el tripartito ampara, de­fiende o es lo mismo que ETA. La falta de cordura y el mal perder por no conseguir ganar una sola elección, lleva a veces a estos extremos donde todo vale, aunque no sea cierto, para batir al oponente.

Pero creemos que ha llegado también el tiempo de hacer una reflexión en sentido inverso, es decir, si el comportamiento del nacionalismo español se ajusta o no a prácticas democráticas. Entendemos innecesario extendernos en la legitimidad de las diferentes opciones que se puedan plantear en este asunto, desde la pertenencia sin reservas a España hasta la completa independencia, de lo que se trata aquí es de analizar la calidad democrática de quienes se oponen a las tesis autodeterministas o incluso a un proyecto de reforma del Estatuto de un cierto calado.

Creemos que en este tema hay que hacer una gran división: por una parte los que oponiéndose respetan la igualdad y el derecho de todos los ciudadanos a la hora de defender su proyecto y asumen con normalidad la voluntad de la mayoría. Es esta una actuación, no hace falta decirlo, democráticamente irreprochable. Pero existen también aquellos que no sólo se oponen a cualquier reivindicación nacionalista vasca, lo cual es muy legítimo, sino que no admiten el ámbito vasco de decisión, lo cual ya es más discutible, y es que ni tan siquiera admiten la posibilidad de debatir un proyecto en un parlamento. Por no decir los que confían la unidad de la patria al ejército o los defensores de la última reforma del Código Penal, castigando con cárcel, en este caso al lehendakari, si convoca un referéndum.

Esta aberración jurídica y democrática, que ha sido contestada por 150 catedráticos y profesores de Derecho Penal españoles y una parte importante de la sociedad, ha sido lamentablemente recibida con alborozo, no sólo por parte del partido que la ha auspiciado, sino por numerosos políticos, comentaristas y colectivos del estilo del inefable Basta Ya o Plataforma por la Libertad. ¿Piensan de verdad todos estos radicales nacionalistas españoles en que les queda alguna legitimidad democrática y de que superarían limpiamente la prueba del algodón?.

Parece claro que quien no respeta el diálogo, no acepta la voluntad de la mayoría democráticamente manifestada en las urnas, no consiente que se pueda debatir en un parlamento y encima envía a la cárcel al adversario, no es un ejemplo de civilidad ni de comportamiento democrático, sino que se está deslizando, si no está ya totalmente inmerso o ha estado siempre, en un inquietante totalitarismo que quizás todavía esté lejos de pronunciar su última palabra.

Por: Jon Gurutz Olascoaga, Luis Bandrés, José Ignacio Ruiz de Larramendi, Lamberto Bentto del Valle, Baleren Bakaikoa (Profesores de la UPV-EHU)

viernes, 12 de agosto de 2011

ACHICORIA EN EL BOPV

Mucho se escribe estos días de aflicción económica generalizada sobre una más que supuesta incapacidad de las instituciones comunes y de los gobiernos de los estados de la Unión Europea para hacer frente a los requerimientos de la coyuntura. En esta ocasión no es la típica serpiente de verano; cada vez son más los países miembros expuestos al descrédito y al vaivén de movimientos especulativos que erosionan sus patrimonios públicos y privados, y lo que es más grave, sus posibilidades de recuperación de la senda del crecimiento y la recuperación del empleo. Crisis de inusitada magnitud que acontece en ausencia de herramientas y cuando los protagonistas políticos se muestran más incapaces.

La opinión especializada que de manera más o menos unánime critica los torpes movimientos del BCE en los días atrás, viene a ser coincidente también en la imperfección de un modelo, el europeo, en el que los avances en la unión monetaria no fueron seguidos por una más estrecha integración política (una moneda, un banco, un parlamento). Es ahora que se pone de manifiesto en toda su crudeza la distinta calidad de las economías que componen este mismo espacio de moneda compartida que se agitan voces reclamando armonías fiscales y mayores esfuerzos en la aproximación de las distintas legislaciones laborales y mercantiles; también de régimen presupuestario, hacia un patrón común, más cercano al de las economías del norte protestante. Cigarras católicas y ortodoxas y hormigas protestantes abocadas a una liturgia más ecuménica, en un empeño que se antoja casi imposible y en un devenir probable en el que es la propia Unión la que se encuentra en peligro.

Mientras tanto, en nuestro paisito también hay quien levanta la cabeza en un afán por obtener un protagonismo y una iniciativa que le son negados en el día a día de su quehacer político. Le han escrito al lehendakari un artículo en el que se reclama una determinada política de presión fiscal discriminada para aumentar los recursos públicos disponibles. En resumen, aumentar los tipos de las rentas más altas (sin mayor concreción) y reflotar el impuesto de patrimonio. Eso, y un recadito en relación con la mejor persecución del fraude fiscal. O sea, el típico bla, bla, bla, para decir aquí estoy (de vacaciones), también existo. Una cosa insípida, como gaseosa es la del famoso pacto de salarios y de beneficios que estos días ofrece su colega candidato Rubalcaba, por no tener la boca cerrada, que no puede. Propuesta, la de Patxi Lopez, insípida y gaseosa porque no es desde Gasteiz, precisamente, desde donde se dicta la política fiscal de nuestro país.


Y a nada que se piense, resulta estrambótico un modelo, el nuestro, en el que la derecha instalada en la máquina de recaudar dinero, las DDFF de Bizkaia y también de Araba, aboga por, en desolación, no pasar más el cepillo y reducir la pompa y el incienso, y una izquierda (¿?) que al frente del presupuesto de gastos de la CAPV dispone una defensa de las principales partidas del gasto social, sin el crédito necesario. Dos modos de hacer frente a la crisis que no es que resulten antagónicos; es realmente algo peor, pues cuando se plantean al mismo tiempo conducen necesariamente a la parálisis. Los contrarios que se anulan.

¿Cómo de ese modo hacer política presupuestaria (en realidad, la única política económica pública posible, dado que la política monetaria no está en nuestra mano)?. Se dirá que el OCT (Organo de Coordinación Tributaria) solventa la incapacidad de la Legebiltzarra (¡ahí va lo que ha dicho!). En cualquier caso, una chapuza por lo que supone de limitación al liderazgo necesario en momentos de tribulación.

Chapuza que tiene que ver con el entramado institucional y la distribución competencial en el que se basa el fundamento de nuestra organización política, anacrónico modelo de nostálgicos y de estrategas de una segunda línea Maginot de resituación del poder en el Palacio de Invierno (especialmente el de la gran Vía de Bilbao) para cuando vienen mal dadas, pero que, a la vista está, lastra las posibilidades de hacer la política (la que sea) que el momento exige.

Obama preso de su TEA PARTY en el Congreso y aquí un lehendakari y unas DDFF que disuelven con achicoria cualquier expresso urgente de ponerse en el BOPV.

Iñaki Ezkurra