martes, 2 de abril de 2013

UNA CÁRCEL PARA LAS PALABRAS


Argentinatik...
Sobre esta misma cuestión de perseguir a las palabras publiqué un artículo en InSurGente a mediados del año 2007.
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UNA CÁRCEL PARA LAS PALABRAS

Cuentan que en tiempos de la anterior dictadura franquista, un gobernador civil de Gipuzkoa, antes de autorizar un concurso de irrintzis pidió que le trajeran las letras para determinar si otorgaba el permiso. El PSOE va en ese camino. Me explico. . .

Una dictadura o un estado de derechas, que es lo mismo, cuando reprime a la disidencia política se enfrenta muchas veces a la crítica de las armas. Entonces, intenta capturar los instrumentos de guerra y a los hombres que los portan. Así fue históricamente. La dictadura española, ya sea la militar franquista como la monárquica de la burguesía, ha debido enfrentar a una organización armada vasca bien conocida. El método utilizado fue el terrorismo de estado en todas sus formas posibles: grupos paramilitares o el terror estatal de "baja intensidad" (torturas, proscripciones, destierros).

La imposibilidad de derrotar a la resistencia vasca, llevó a los débiles cerebros del estado mayor de la dictadura a pergeñar nuevas formas. Un simple y mediocre juez de instrucción llamado Baltasar Garzón los proveyó de una teoría y de su enrevesada argumentación: «todo es ETA». Es decir, la dictadura se enfrenta a un entramado perfectamente organizado, bajo directivas precisas de la organización armada. Esto abarca desde los "comandos" hasta grupos corales, payasos o músicos.

A todos los que eran sindicados como parte del "entramado" se los acusa de integración en banda terrorista. Se enfrentaron a la primera de las contradicciones, pero en su estolidez ni se dan cuenta. Si "todo es ETA" resulta imposible denominar a dicha organización como "banda". Bastará que tomen un diccionario o pidan prestada una neurona para saber que una banda está compuesta por sólo un grupo de personas, y no por una parte tan extensa de un pueblo, que incluye a políticos, periodistas, escritores, profesores universitarios, jóvenes, militantes de la cultura, defensores de la lengua vasca, sacerdotes. . .

Después de años de salvaje represión y negación de derechos, comprobaron que incautar armas y encarcelar a sus portadores y al entorno de los portadores tampoco les alcanza para frenar la decisión autodeterminista y democrática de la disidencia vasca. Ni siquiera les ha servido contar como aliado al PNV (Partido del Negocio Vasco, Otegi dixit). Cuando una de las dos caras principales de la dictadura monárquica española, el PP, dispuso de la Moncloa, su furgón de cola -el PSOE, la izquierda del franquismo- acordó con él una aberrante "ley de partidos" para extender la represión mucho más allá de las armas, los portadores y el entorno. Con ese lastre gobierna ahora el partido de nombre equívoco.

Tras un embate furioso durante el episodio de Juana, el PP le ha dado suficente impulso al Gobierno español. No ha hecho falta que Mariano Rajoy interpelara al inepto presidente español para que renovadas iniciativas de proscripción sumen más trabas al proceso de búsqueda de una solución dialogada y negociada al conflicto político. Solitos, el Gobierno y el PSOE han asumido los nuevos papelones judiciales. La naturaleza no ha sido pródiga con sus intelectos y les resultará muy complicado salir del berenjenal en el que se han metido.

La ilegalización en marcha de Abertzale Sozialisten Batasuna (ASB) exhibe una argumentación que sólo la debilidad mental puede sostener, pero hay un punto que marca toda una novedad. Es causa de ilegalización de un partido usar la palabra "batasuna", que significa "unidad". Es decir, no se puede utilizar la palabra "unidad" en euskera. A partir de esta revelación, queda sobrentendido que la palabra está fuera de la ley. Con un agregado: violando el principio de que todos son iguales ante la ley, el uso de la palabra "unidad" en euskera, les queda prohibido sólo a algunos ciudadanos, no a todos.

Con mayor asombro todavía, comprobamos que no se trata de una excepción. El día miércoles 4 de abril, un juez que persigue judicialmente las reuniones de los partidos con dirigentes de Batasuna, pidió informes a las haciendas de Hego Euskal Herria sobre personas jurídicas que contengan en su denominación los términos «izquierda abertzale», «ezker abertzalea» y «ezker abertzaleak».

Se inicia una nueva etapa en la represión. Se persiguen las palabras. Por ahora, unidad, izquierda y patriota. Hay que pensar que nuevas palabras serán criminalizadas y perseguidas. Resulta sumamente significativo, pero a la vez, muy explicativo del perfil político e ideológico de esta dictadura. ¿Construirán una cárcel para las palabras? ¿Las palabras serán dispersadas? ¿Cómo son las cárceles para las palabras? España hoy. La Cenicienta de Europa. Un despojo. Un esperpento.
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Como verás, están todos empantanados en el mismo sitio, jugando a que las cosas han cambiado.
Besarkada haundi bat.
G.

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