jueves, 26 de julio de 2012
Ni Grecia ni Uganda
Cronopiando
Koldo Campos Sagaseta
Ni Grecia ni Uganda
Cuando en el Estado español no existía la crisis sino una simple recesión,
o desaceleración si lo prefiere, como consecuencia de burbujas
inmobiliarias extranjeras que en absoluto podían afectarnos; cuando sólo a un imbécil
podía ocurrírsele pensar que llegaran a acumularse cuatro millones de
parados; cuando el Estado español se disponía a tomar asiento en los más
selectos y privados clubes de las altas finanzas; cuando la infalible banca
española se convertía en una obligada referencia a considerar como modelo por
agencias internacionales y fondos monetarios; cuando la confianza en el Estado
español era tan firme como incuestionable… todos los poderes del Estado,
con su presidente a la cabeza, dejaron claro que España no era Grecia.
Cuando en el Estado español comenzó a hablarse de crisis no obstante
vislumbrarse la salida y el inminente crecimiento dado que “España saldrá
adelante porque tiene españoles”; cuando la amnistía fiscal a las grandes
fortunas no constituía una invitación al fraude sino una eficaz manera de recabar
divisas; cuando era una desvergüenza insinuar una subida de impuestos que,
al fin y al cabo, sólo son “el sablazo que los malos gobernantes le pegan a
sus compatriotas” y “una subida del IVA es injusta, insolidaria,
contraproducente e ineficaz”; cuando al pan había que llamarle pan y vino al vino,
y de ningún modo podía tolerarse que los inevitables recortes afectaran la
educación y la salud, y menos por un gobierno que “nada tiene de lo que
avergonzarse”… todos los poderes del Estado, con su presidente a la cabeza,
dejaron claro que España no era Uganda.
Ahora que la condesa Aguirre afirma que “subsidios, subvenciones y
mamandurrias tienen que acabarse”, que el presidente proclama que “haré lo que
tenga que hacer aunque haya dicho que no lo iba a hacer” y que hasta el rey,
aún convaleciente, en lugar de seguir de baja “tiene que currar”; ahora
que España se dispone a rescatar a Europa no obstante el último desaire de
los gobiernos francés e italiano que hablan de estupor, de estar alucinados
por las falsas informaciones del estado español al respecto de acuerdos que
no se han tomado en reuniones que no han existido; ahora que las bananeras
repúblicas están de enhorabuena por la irrupción en la Bolsa de los
esperpentos de las monarquías patateras; ahora que hasta el New York Times
editorializa sobre “la ruina y el despilfarro” del Estado español, haciendo mofa
de un aeropuerto fantasma, el de Castellón, del que jamás despegó un avión
y al que, curiosamente, acaba de llegar la única aeronave en sus casi tres
años de existencia, un avión de aluminio con que coronar el monumental
adefesio de 24 metros de altura y 20 toneladas de peso en homenaje a su mentor,
un gobernador que se ha sacado cinco veces la lotería y cuya hija,
diputada en Madrid nos convocaba a todos a jodernos; ahora sí, el Estado español
lo ha conseguido y a nadie debe caberle la menor duda… Todos los poderes del
Estado, con su presidente a la cabeza, han dejado claro que España no es
Grecia, que tampoco es Uganda… Ahora España, por fin, ha vuelto a ser,
¡España!
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