miércoles, 25 de marzo de 2009

Se busca título para un ex ministro

Se busca título para un ex ministro

Ignoro si pueda ser nombrado como conde, ungido como marqués o elevado a la categoría de duque, pero el ex ministro de Justicia y diputado socialista Mariano Bermejo merece más que nadie un título nobiliario que lo acredite, también a él, como Grande de España.

Y es que el Excelentísimo Señor Bermejo, a quien ya me apresuro a llamar conde, en febrero de este año, y no obstante las múltiples ocupaciones del cargo que desempeñaba como ministro de Justicia del reino Borbón, sea ilegalizando derechos humanos o acudiendo a partidas de caza sin licencia, todavía encontró tiempo en su febril agenda de trabajo para renovar honores a quienes honor merecen: entre otros eméritos patriotas, el Duque de Mola y el Duque Queipo de Llano, ambos Grandes de España.

Es verdad sí que, sin entrar a valorar sus actos, acaso el pensamiento del general Mola, aquel que decía: “Hay que sembrar el terror… eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros” pueda parecer inoportuno a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica que defiende los intereses de familiares de víctimas de la guerra pero, acaso porque nobleza obliga es que el político socialista ofreció con estas y otras renovaciones de títulos semejantes uno de los más nobles ejemplos de deslegitimación de la violencia que tanto preocupa al próximo lehendakari vasco, el también socialista Patxi López.

El general Queipo de Llano, renovado igualmente por el ministro socialista Bermejo al que ya me aventuro a nombrar duque, también ha sido homologado en su noble estirpe y, al igual que Mola, dejó para la historia genuinos manifiestos exultantes de virtuoso humanismo y cultura democrática como aquel en que azuzaba a sus oyentes por radio y afirmaba: “nuestros valientes legionarios han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y, a la vez, a sus mujeres. Esto es totalmente justificado porque estos comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros, que si lo hiciereis así quedareis exentos de toda responsabilidad”.

No son los únicos, otros generales franquistas de parecidas trayectorias a los citados han sido encumbrados como nobles y grandes de España por el ex ministro Bermejo al que ya me decido a designar marqués.

Y poco importa que asociaciones de víctimas que aún buscan los despojos de sus familiares asesinados por montes y cunetas del país puedan sentirse ofendidas por la homologación del noble santoral, que siempre les quedará el consuelo de releer a Pablo Neruda y su poema Mola en los infiernos: “Es arrastrado el turbio mulo Mola, de precipicio en precipicio eterno, y como va el naufragio de ola en ola, desbaratado por azufre y cuerno, cocido en cal y hiel y disimulo, de antemano esperado en el infierno, va el infernal mulato, el Mola mulo, definitivamente turbio y tierno, con llamas en la cola y en el culo”.

Al ex ministro socialista Bermejo, el futuro, no lo dudo, le reserva la merecida gloria, aún no satisfecha, de ser enaltecido como marqués, como duque y como conde, Grande de España en cualquier caso.

Cronopiando... Koldo Campos Sagaseta

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