sábado, 8 de noviembre de 2008

EUSKALETXEAS: UN ESPACIO ACOTADO Y AGOTADO


La paupérrima imagen que dio la Semana Nacional Vasca de La Plata, permite hacer algunas consideraciones sobre el devenir de la llamada diáspora vasca. Estas fiestas anuales del club de amigos del PNV no se salvan ni con la presencia del "lehendakari" Juan José Ibarretxe y su corte de los milagros. La estrella de la fiesta, la "Mesa de diálogo político", terminó siendo un simulacro. Ibarretxe abrió y cerro las exposiciones, sin que hubiera posibilidad de discusión, de intercambio. Allí estuvieron los señorones de la FEVA, los mismos que se opusieron a la realización de esta actividad.

Confirmando una tendencia, se verificó la más escasa concurrencia de los últimos años. En ese pobre marco, los $80.- que costó el "banquete" -como le llaman- no se compadecían con la empanada y el pretensioso plato de arroz que se adjudicaba la condición de paella. Las protestas por la carestía de la Semana estaban justificadas.

El disgusto de un grupo musical convocado para deleitar a los concurrentes no hay que imputárselo a los organizadores, pero sí a ese espacio oficial en el que pululan chupópteros de variado pelaje, que viven mamando de la teta peneuvista a cuenta de la diáspora. Hasta se habló de una subvención de 10.000 euros que se habrían esfumado en manos de un conocido chupóptero radicado en Iparralde, pero con activos contactos con la diáspora a través de Euskosare y de un "centro internacional".

Esta realidad nos lleva a meditar otra vez acerca de la "diáspora organizada", cohesionada por las subvenciones y disciplinada políticamente por el PNV y EA. En esta Semana Vasca se ha visto el creciente desinterés, la lejanía que hay entre el "pueblo" vasco y las burocracias sometidas y obedientes. El único gesto de rebeldía fueron las pintadas anónimas que reclamaban por la democracia en las euskaletxeas y precios bajos en la fiesta. Hasta el año próximo, para la misma fecha, no volveremos a ver otra muestra de módica rebeldía.

El espacio de la diáspora organizada no da más que para esto, folclore y obediencia. No habrá nunca democracia en este espacio porque, como lo afirmaron los de la Junta Extraterritorial del PNV de Argentina, es "una construcción aranista" y les pertenece. De allí que cuando afirman falazmente que "no hay que hacer política en los centros", lo que en realidad están diciendo es que en los centros sólo habrá una política: la del PNV.

Si algún proyecto de cambio quiere impulsarse en la diáspora, de ninguna manera debe centrar sus esfuerzos en estas casas vascas homogeneizadas ideológicamente, controladas políticamente y socialmente excluyentes. No pueden dar de sí más que esto que estamos viendo. No es poco, pero no es suficiente, y peca de unilateralidad y exclusión. Hoy, hay que pensar prioritariamente en los millones de vascos trabajadores que no han pisado nunca un centro vasco o que se fueron de ellos decepcionados. Hay que encontrarse con los vascos que activan en organismos sindicales, políticos o de derechos humanos, para crear con ellos un espacio para la diaspora del siglo XXI, democrática, pluralista, solidaria.

1 comentario:

  1. Por aquí pasa lo mismo...y me dicen que en Chile tambien las euskaletxeas son para vascos con el bolsillo forrao...

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