viernes, 3 de agosto de 2007

EMPECINAMIENTO ESPAÑOL

Indar Pilulak
Ametzazurra
.- Oscar Rodríguez, en nombre del PSE, dice tener la esperanza de que las propuestas que el Lehendakari Ibarretxe ha anunciado para el próximo mes de septiembre no sean en clave de ruptura, ya que ello dañaría la posibilidad de un entendimiento entre abertzales y autonomistas. Al mismo tiempo, conocemos la noticia de que el Tribunal Supremo obliga a las instituciones vascas a colgar la bandera española en todos los edificios oficiales, les guste o no.
¿Cree el señor Rodríguez que este tipo de imposiciones puede dañar la posibilidad de alcanzar un entendimiento entre abertzales y autonomistas? ¿Qué entiende el señor Rodríguez por “entendimiento”?

Vivimos en una perpetua perversión del lenguaje, en la cual la imposición por parte de los españoles de una nación y una soberanía que los vascos no queremos es “democracia” y “libertad”, mientras que la mera protesta contra esa imposición “divide peligrosamente” a la sociedad.

.- Mientras Josu Jon Imaz insistía, en el acto con que su partido conmemoraba el 112 aniversario de su nacimiento, en que la búsqueda de un acuerdo entre diferentes es el único objetivo legítimo para su partido, el señor López Garrido, por el PSOE, y el señor Zaplana, por el PP, le recordaban que ya puede decir lo que le dé la real gana, pero que lo único que vale es la Constitución, con su actual contenido y su actual interpretación, que impone una única nación posible, España, y una única soberanía posible, la española. De manera que PSOE y PP se felicitan de que el actual PNV se olvide de rupturas y se convierta en un fiel aliado de los partidos españoles, pero le dejan claro que, en lo referente a las cuestiones de la identidad nacional y la soberanía, no hay nada que consensuar, porque aquí mandan los españoles.

.- Los periódicos españoles están utilizando la retirada del ejército británico de Irlanda del Norte para hacer hincapié en la imposibilidad de comparar los problemas nor-irlandés y vasco. Según la prensa española, el hecho de que en el caso vasco el ejército español nunca haya tenido una intervención directa sobre el terreno, al contrario de lo ocurrido en Irlanda del Norte, sería la piedra de toque de esa imposible relación.

Tal vez podríamos responder a este acto de oportunismo dialéctico que la intervención de la Guardia Civil ha sido, y es, directa y controvertida en Euskal Herria, (que les pregunten a los familiares de Lasa y Zabala, de Arregi o de tantos otros que han sufrido en sus carnes dicha intervención) y que ese cuerpo forma parte del ejército español, es un cuerpo militar.
En el caso norirlandés, como en el caso vasco, el problema ha sido la imposición de una soberanía y una identidad nacional que una parte notable de la población –mayoritaria en el caso vasco- rechazaba. Por lo tanto, el conflicto es básicamente el mismo, por mucho que berreen desde el nacionalismo español. Sin embargo hay otra notable diferencia entre ambos casos: al contrario que los españoles, los británicos, en aras a conseguir una solución definitiva al problema que fuera justa para todos, aceptaron la existencia de un conflicto político centrado en la soberanía y la identidad nacional, y a partir de ahí reconocieron el derecho de autodeterminación, y su ejercicio, en condiciones pactadas por ambas sensibilidades, de la población de Irlanda del Norte.

Frente a esta posición, que ha hecho posible una solución estable en el caso norirlandés, los políticos españoles siguen negando la existencia de problema político alguno en el caso vasco, y siguen empecinados en imponer su soberanía y su nación a quienes no la quieren, haciendo imposible cualquier tipo de acuerdo político, como el propuesto por Josu Jon Imaz desde las posiciones más tibias del PNV, que pueda suponer una vía de solución. A estas alturas, este empecinamiento del nacionalismo español más extremo es el único combustible que mantiene en funcionamiento la maquinaria de la violencia terrorista de una ETA que, en lo social y en lo político, ya ha sido liquidada definitivamente por la sociedad vasca.

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